Chichén Itzá, Yuc., 22 Jun. (Notimex).- La monumentalidad de Chichén Itzá, que se expresa en el sincretismo de lo maya y los estilos propios del altiplano, son dos de los muchos elementos que han hecho de este centro ceremonial precolombino, uno de los más visitados del país.

 Los nombramientos Patrimonio Cultural de la Humanidad y una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, justifican la necesidad de visitar ese sitio arqueológico, idea que comparten cada año más de dos millones de personas, 80 por ciento de origen extranjero.

El Castillo, como símbolo principal de este sitio maya, “es una muestra de la grandeza de la creación humana, plasmada en un monumento reflejo de la creatividad e inventiva del hombre”, refirió el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Sin embargo, agregó, Chichén Itzá es mucho más que El Castillo, es también el Juego de Pelota, el Templo de los Guerreros, El Cenote Sagrado, el Observatorio, que dan cuenta de la grandeza de una civilización que aún está viva.

De acuerdo con cifras del propio instituto, durante 2013 Teotihuacán recibió dos millones 323 mil 658 visitantes –el 19.56 por ciento del total nacional que visitó una zona arqueológica-, mientras que Chichén Itzá sumó dos millones 203 mil 417 -18.55 por ciento- y cuya referencia más cercana es Tulum con un millón 289 mil.

En tanto, a mayo del presente año, el total acumulado es un millón 138 mil 253 visitantes en Teotihuacán y de un millón 24 mil 909 para Chichén Itzá.

La presencia de diversos tipos de usuarios a ese lugar, también permite cambiar la percepción de los visitantes, respecto a la vigencia de la cultura maya: en el sitio se habla el idioma maya, se transmiten tradiciones, los mayas actuales se mueven en el sitio.

La cultura maya no desapareció en el periodo clásico -700 a 800 después de Cristo-, tampoco sucumbió con la llegada de los españoles, se le puede ver en la gente, en las comunidades, en su sincretismo, como sucede con Egipto, la India o China.

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